Chapter VII:
El taxi terminó su recorrido,
al detenerse Dylan se percató de que Marilyn aún no despertaba.
-¡Maldición!- exclamó tratando
de acomodarla para ver si podría cargarla, al pararse ella terminó por
acostarse en el asiento, tomó sus dos manos para así jalarla e irla sacando
poco a poco, primero la cabeza, colgó un poco hasta que la mitad de su cuerpo
se encontraba afuera, cuando pudo sacarla por completo, la sentó en el piso
recargando la cabeza en las piernas de él, sacó el dinero, lo puso en su boca agarrándolo
con los dientes, con dificultad paró a Marilyn, recargándola en el taxi, como
si solamente estuviera soñolienta, él se pegó a ella para que no se resbalara,
agarró el dinero, extendió su mano y le hizo señas al taxista moviendo los
billetes. El hombre salió del taxi.
-Hay joven, me hubiera dicho y
le hubiera ayudado…
-¡Púdrete! – volvió a exclamar
algo exhausto pues Marilyn no estaba tan ligera como se veía, respiró
profundamente, se inclinó para cargarla y ya cuando la tenía en sus brazos comenzó
a caminar hasta entrar al edificio y tomar el elevador, en ese lapso, para
poder olvidarse del adormecimiento que estaba sintiendo en sus brazos, comenzó
a pensar en cómo podría ayudar a su mejor amigo y en cómo podía dejar de pensar
que Marilyn estaba completamente dormida vistiendo un hermoso vestido al
cuerpo. Al llegar al elevador y ver que estaba ahí con sus puertas abiertas y
solo se le dibujó una gran sonrisa en su rostro- ¡Gracias!- dijo al momento de introducirse en
el, bajó a Marilyn, primero intentándola poner de pie, pero al detenerse el
elevador hizo que ella se arrodillara quedando su cara pegada a la entrepierna
de él, y en ese instante se abrieron las puertas, dejando a Dylan helado y a la
vez excitado.
-¡Por ella es que no me has
llamado verdad!- Era una de tantas mujeres que frecuentaba Dylan, pero ella era
diferente, era llamada por él cuando estaba aburrido ya que vivían en el mismo
edificio.
-Tracy…nena…- No tenía la
menor idea de cómo poder zafarse de ese enredo, ni mucho menos sabía el por qué
seguía sin despegar la cara de Marilyn de su entrepierna- esto es fácil de
explicar- Y Tracy molesta y algo humillada se dio media vuelta, se cerraron las
puertas…y el elevador siguió su curso, al último piso en donde vivían.
El alcohol desaparecía con velocidad, el calor
aumentaba cada vez más, lo único que importaba en ese momento era la buena
música y la diversión. Faltaban sólo 10 min para que Dylan y su banda tocaran,
era lo mejor del Bar, lo que siempre se deja al último para disfrutarse aún
más.
-¿Quién era la chava que
trajiste hace un par de semanas, semental?- rió para después tomar un trago de
cerveza.
-Si se los digo, tal vez jamás vuelva a sacarlos de mi depa.
-¡¿Qué?!- exclamó Taylor
sospechando de la indirecta.
-¿Estás diciendo que vive
contigo?- preguntó Steven impresionado.
-Bueno…si, vive conmigo.
-¡Maldito! – Henry saltó de la
emoción, los tres estaban impacientes por que Dylan dijera más.
-Pero ni se les ocurra coquetearle…
-Que sea tu chica no quiere
decir que no podamos…- Steven trató de verse chistoso, pero sólo obtuvo una
mirada sería por parte de Dylan.
- No es nada mío ¿ok?- se
acercó más a la mesa, pegando sus codos en ella, sintiendo la sal derramada por
los juegos que hacían con el vodka, pero sin quitarles la mirada de encima, los
demás se acercaron para tratar de escucharlo mejor, concentrándose en su voz
que en la grandiosa música que ponían en el Bar- Pero lamentablemente para
ustedes, a pesar de ser una hija de mami y papi, que se porte indiferente con
todos, que se crea perfecta…es hermana de Anton.
-¡¿Qué?!- exclamaron los tres decepcionados,
sabían que si alguna hermana de sus amigos les gustaba, estaba completamente
prohibida, sobre todo tratándose de Anto
-Lo siento por ustedes- se levantó – porque yo
la tengo cerca todo el tiempo y ni me gusta- sonrió tan relajadamente, que
recordó lo que había pasando en el elevador y de inmediato sintió un calor
inmenso.
-¿Te estás sonrojando Dylan?-
Taylor lo observó, estaba a punto de seguirle preguntando, pero ya era momento
de prepararse para enloquecer a las chicas sexys del Bar- Despierta, y apúrate
que nos toca- sus amigos corrieron al escenario y él se quedó unos segundos
respirando tranquilamente, tratando de olvidar aquel suceso incomodo.
Ya estaban listos, Dylan había
sentido tanto calor que decidió quitarse la playera negra, dejarla a un lado de
la batería, junto a su agua, agarró el micrófono – ¡Brian!- dijo por el micrófono
llamando al dueño del bar, que era otro de sus amigos- hace demasiado calor… ¿no
creen?- preguntó al público que respondió con gritos – danos un poco de
frescura amigo- y la banda comenzó, sólo sería una canción, pero la que más
animaba a la gente..”This is living”, la que habían escrito completamente
ebrios, el ritmo era contagioso, hacía mover fácilmente a la gente, y a las chicas
quererse deshacer de su ropa, para
bailar junto a él, a mitad de la canción, el buen amigo Brian respondió a la petición
del público, con la manguera comenzó a esparcirla en toda la multitud que
estaba reunida frente al escenario, mojando a Dylan a propósito, su cuerpo
totalmente mojado y bien formado volvía locas a las mujeres, el ambiente estaba
a todo lo que daba, la canción realmente los animaba sin tener gran ciencia en
la letra ni mucho menos en el ritmo, él único motivo real era la voz y el
cuerpo de Dylan, sin dejar atrás a Taylor, Steven ni mucho menos a Henry. Los
movimientos de él en el escenario eran extraordinarios, llenos de vida, podría
brincar, girar sin parar por horas, hacía lo que amaba y eso importaba más,
además, sabía que después de eso, tendría a mujeres rogando una noche loca a su
lado. A pesar de todo eso, Marilyn había regresado de nuevo a su mente, esta
vez no de una forma incomoda, sino de una forma preocupante.