CHAPTER I
La habitación se encuentra llena de gente de limpieza, debido a la última sesión en donde el grupo decidió jugar con globos de pintura, todo quedó hecho un asco, pero sin duda alguna fue demasiado divertido.
-Disculpa Alaniss, tienes una llamada- alguien se molestó en bajar el volumen a la canción de Alice Cooper para poder contestar.
-Habla Alaniss.
-!Hola hermana!- Mady al otro lado de la línea, demasiado alegre.
-¿Estás ebria?- pregunto sin rodeos.
-!No, cómo crees!- hace una pequeña pausa- bueno sí, pero...
Interrumpo llena de furia.
-¿En dónde estás?.
-Estoy en casa, segura en mi hogar- comienzo a notar el nivel de alcohol que pudo haber consumido.
-No importa, iré de inmediato- cuelgo, agarro mis cosas y dejo encargado a un asistente.
¿Por qué? Llevaba ya dos años sobria y desintoxicada, espero y solamente esté ebria, pero, prefiero imaginarme lo peor para no sorprenderme. En ese momento me pregunto por Chris, supuestamente tendría que estar con ella. Saco mi celular del bolso e intento llamarlo mientras espero a que el semáforo cambie de color. No contesta, es más, seguro está apagado - !Maldición!- digo golpeando el volante, de seguro, de haber estado a su lado, no estaria en camino para ver si en verdad está tan segura como dice.
Al llegar a su casa lo primero que noto es que su auto está mal estacionado, como si hubiera llegado con una prisa impactante. Camino por el pasto hasta llegar a la entrada que curiosamente encuentro abierta.
-Decías que estabas segura, y con la puerta abierta.
-¿Por qué viniste? sólo te llamé por si...
-¿Qué pasó aquí?
-Busqué alcohol, al parecer no había tirado todas las botellas.
No sé si decir que era su casa, no parecía, más bien era un basurero ¿Cuánto llevará así?
-¿Qué pasó Mady?- digo con un tono de voz más alto, preocupándome cada vez más- ¡Mady!- grito desesperándome.
-Terminé con Chris- dice al fin, está acostaba en el sofá de la sala, con una botella de vodka en la mano y un cigarro encendido en la otra, su mirada la tiene fija en el techo, de seguro para no dejarme ver las lágrimas que ha de estar derramando.
-¿Terminaron? Pero..., están comprometidos.
-Lo mismo me decía, ahora, estoy aquí a punto de vomitar y sin recordar cuántos días llevo así.
Me siento en el otro sillón, mirándola fijamente, no sé qué pensar, no quiero preguntar el por qué de su rompimiento tan inesperado.
-Intenta recordar por favor ¿cuántos días llevas así?
Se tarda en responder, toma varios tragos de la botella y se termina el cigarro.
-Tres días- intento contar las botellas tiradas y las cajetillas, normalmente en un día solamente puede tomar 4 botellas y 6 cajetillas. En total logro calcular 4 días, !Maldición! es mucho alcohol en tan pocos días. De repente, noto un pequeño frasco naranja, no lo pienso dos veces y me levanto con rapidez para llamar a la ambulancia.
Diez malditas horas en el hospital, después de un lavado de estómago, pude entrar a verla.
-¿Cómo estás?
-Fastidiada, no podré tomar alcohol por muchos meses.
-Más te vale- digo enojada, pero ese enojo dura muy poco, de tan sólo mirarla débil en la cama, con ese atuendo típico del hospital.
-Gracias - dice al fin- no pensé nada.
-Ya pasó- sonrío acercándome más hasta estar a su lado y poder tomar su mano izquierda. Espero a que haga la pregunta.
-¿Te encontraste con...?
-No- le interrumpo- hablemos de otra cosa.
las don sonreímos, no necesito que me lo diga, no por el momento.
Dejo mi trabajo en manos de mi asistente, que solamente se encarga de acomodar las sesiones que fueron canceladas.
-¿Segura que no quieres más sopa?
-No, Alaniss, el doctor dijo que ya puedo cuidarme sola- sonríe mientras recojo el plato.
-No me importa, unos días más estando acostada no te harán daño.
-¿Unos días? Necesitas regresar a tu trabajo- lo dice tan preocupada que no logro evitar sonreír.
-Primero la familia Mady, además, nuestros padres están fuera del país aún...
-!Demonios! ¿Les llamaste?
-Por supuesto que no, creo que es mejor que ésto quede entre nosotras.
y antes de continuar, se escucha que llaman a la puerta, sin preguntarme quien podría ser me dirijo al primer piso dejando a Mady descansando, dejo los trastes sucios en el lavaplatos y abro la puerta.
-Chris...- digo anonadada, después de ya diez días de que encontré a Mady a punto de suicidarse lo veo.
-Alaniss ¿Está Mady? - debo admitir que no se ve bien, hasta puedo decir que se veía igual que Mady aquél día.
-¿Cómo te atreves?
-Veo que ya te lo contó.
-No-digo rápidamente- no ha habido tiempo entre el hospital y la casa...
Me quedo callada ante el detalle que le he dado, no dice nada, pero en su mirada se nota, sabe que ha sido por su culpa. Me es increíble poder ver un par de lágrimas en su rostro que limpia rápido.
-Lo siento mucho- dice para luego contarme, parece como si ya no le importara del dolor que siente. Me quedo sin palabras, lo único que logro hacer es azotarle la puerta.
No puedo quitarlo de mi mente, no logro descifrar el miedo y dolor que pudo sentir mi hermana, me lleno de rabia, de impotencia al no haberle hecho nada a ese imbécil, pero tengo que tranquilizarme, Mady sabrá que lo sé si no me controlo.
Los días pasan y nos volvemos inseparables, como cuando eramos niñas.
-¿Estás segura que me ayudarás?
-No creí que tu asistente tuviera vacaciones, pero sí, lo supliré mientras se va a Hawai.
Sonrío, entramos y encuentro todo ordenado y limpio, tengo mucho trabajo acumulado.
-Bueno, comencemos.
20 modelos a las cuales fotografiar Mady logra caerles bien de inmediato y parece divertirse, Luego un par de niños mimados, para luego terminar con una pareja de la 3ra edad.
-¿Para qué querrán unos ancianos una sesión?- se pregunta Mady mientras cenamos una ensalada.
-Por lo que supe para su 50 aniversario.
-Vaya, eso es mucho tiempo- dice, pero sé que se pone triste.
- Mady...sé lo que pasó.
Deja de comer, me mira perpleja.
- ¿Cómo lo supiste?
-Chris me lo dijo- comienzo a creer que no fue buena idea, pero siento que necesita sacarlo.
-¿Ch...él?
-Mady, hasta te cuesta decir su nombre, sí, él. Pero no te preocupes que podemos ir a...
-!No!- grita- estoy bien, se me pasará, lo superaré cuando menos me dé cuenta.
- Siento mucho habértelo dicho de esta forma, pero eres mi hermana y me preocupas demasiado.
-Lo sé, pero no necesito ir con un psicólogo, el trabajo me hará olvidar.
No digo más, necesita comer bien así que dejo que siga con su ensalada.
-Disculpa Alaniss, tienes una llamada- alguien se molestó en bajar el volumen a la canción de Alice Cooper para poder contestar.
-Habla Alaniss.
-!Hola hermana!- Mady al otro lado de la línea, demasiado alegre.
-¿Estás ebria?- pregunto sin rodeos.
-!No, cómo crees!- hace una pequeña pausa- bueno sí, pero...
Interrumpo llena de furia.
-¿En dónde estás?.
-Estoy en casa, segura en mi hogar- comienzo a notar el nivel de alcohol que pudo haber consumido.
-No importa, iré de inmediato- cuelgo, agarro mis cosas y dejo encargado a un asistente.
¿Por qué? Llevaba ya dos años sobria y desintoxicada, espero y solamente esté ebria, pero, prefiero imaginarme lo peor para no sorprenderme. En ese momento me pregunto por Chris, supuestamente tendría que estar con ella. Saco mi celular del bolso e intento llamarlo mientras espero a que el semáforo cambie de color. No contesta, es más, seguro está apagado - !Maldición!- digo golpeando el volante, de seguro, de haber estado a su lado, no estaria en camino para ver si en verdad está tan segura como dice.
Al llegar a su casa lo primero que noto es que su auto está mal estacionado, como si hubiera llegado con una prisa impactante. Camino por el pasto hasta llegar a la entrada que curiosamente encuentro abierta.
-Decías que estabas segura, y con la puerta abierta.
-¿Por qué viniste? sólo te llamé por si...
-¿Qué pasó aquí?
-Busqué alcohol, al parecer no había tirado todas las botellas.
No sé si decir que era su casa, no parecía, más bien era un basurero ¿Cuánto llevará así?
-¿Qué pasó Mady?- digo con un tono de voz más alto, preocupándome cada vez más- ¡Mady!- grito desesperándome.
-Terminé con Chris- dice al fin, está acostaba en el sofá de la sala, con una botella de vodka en la mano y un cigarro encendido en la otra, su mirada la tiene fija en el techo, de seguro para no dejarme ver las lágrimas que ha de estar derramando.
-¿Terminaron? Pero..., están comprometidos.
-Lo mismo me decía, ahora, estoy aquí a punto de vomitar y sin recordar cuántos días llevo así.
Me siento en el otro sillón, mirándola fijamente, no sé qué pensar, no quiero preguntar el por qué de su rompimiento tan inesperado.
-Intenta recordar por favor ¿cuántos días llevas así?
Se tarda en responder, toma varios tragos de la botella y se termina el cigarro.
-Tres días- intento contar las botellas tiradas y las cajetillas, normalmente en un día solamente puede tomar 4 botellas y 6 cajetillas. En total logro calcular 4 días, !Maldición! es mucho alcohol en tan pocos días. De repente, noto un pequeño frasco naranja, no lo pienso dos veces y me levanto con rapidez para llamar a la ambulancia.
Diez malditas horas en el hospital, después de un lavado de estómago, pude entrar a verla.
-¿Cómo estás?
-Fastidiada, no podré tomar alcohol por muchos meses.
-Más te vale- digo enojada, pero ese enojo dura muy poco, de tan sólo mirarla débil en la cama, con ese atuendo típico del hospital.
-Gracias - dice al fin- no pensé nada.
-Ya pasó- sonrío acercándome más hasta estar a su lado y poder tomar su mano izquierda. Espero a que haga la pregunta.
-¿Te encontraste con...?
-No- le interrumpo- hablemos de otra cosa.
las don sonreímos, no necesito que me lo diga, no por el momento.
Dejo mi trabajo en manos de mi asistente, que solamente se encarga de acomodar las sesiones que fueron canceladas.
-¿Segura que no quieres más sopa?
-No, Alaniss, el doctor dijo que ya puedo cuidarme sola- sonríe mientras recojo el plato.
-No me importa, unos días más estando acostada no te harán daño.
-¿Unos días? Necesitas regresar a tu trabajo- lo dice tan preocupada que no logro evitar sonreír.
-Primero la familia Mady, además, nuestros padres están fuera del país aún...
-!Demonios! ¿Les llamaste?
-Por supuesto que no, creo que es mejor que ésto quede entre nosotras.
y antes de continuar, se escucha que llaman a la puerta, sin preguntarme quien podría ser me dirijo al primer piso dejando a Mady descansando, dejo los trastes sucios en el lavaplatos y abro la puerta.
-Chris...- digo anonadada, después de ya diez días de que encontré a Mady a punto de suicidarse lo veo.
-Alaniss ¿Está Mady? - debo admitir que no se ve bien, hasta puedo decir que se veía igual que Mady aquél día.
-¿Cómo te atreves?
-Veo que ya te lo contó.
-No-digo rápidamente- no ha habido tiempo entre el hospital y la casa...
Me quedo callada ante el detalle que le he dado, no dice nada, pero en su mirada se nota, sabe que ha sido por su culpa. Me es increíble poder ver un par de lágrimas en su rostro que limpia rápido.
-Lo siento mucho- dice para luego contarme, parece como si ya no le importara del dolor que siente. Me quedo sin palabras, lo único que logro hacer es azotarle la puerta.
No puedo quitarlo de mi mente, no logro descifrar el miedo y dolor que pudo sentir mi hermana, me lleno de rabia, de impotencia al no haberle hecho nada a ese imbécil, pero tengo que tranquilizarme, Mady sabrá que lo sé si no me controlo.
Los días pasan y nos volvemos inseparables, como cuando eramos niñas.
-¿Estás segura que me ayudarás?
-No creí que tu asistente tuviera vacaciones, pero sí, lo supliré mientras se va a Hawai.
Sonrío, entramos y encuentro todo ordenado y limpio, tengo mucho trabajo acumulado.
-Bueno, comencemos.
20 modelos a las cuales fotografiar Mady logra caerles bien de inmediato y parece divertirse, Luego un par de niños mimados, para luego terminar con una pareja de la 3ra edad.
-¿Para qué querrán unos ancianos una sesión?- se pregunta Mady mientras cenamos una ensalada.
-Por lo que supe para su 50 aniversario.
-Vaya, eso es mucho tiempo- dice, pero sé que se pone triste.
- Mady...sé lo que pasó.
Deja de comer, me mira perpleja.
- ¿Cómo lo supiste?
-Chris me lo dijo- comienzo a creer que no fue buena idea, pero siento que necesita sacarlo.
-¿Ch...él?
-Mady, hasta te cuesta decir su nombre, sí, él. Pero no te preocupes que podemos ir a...
-!No!- grita- estoy bien, se me pasará, lo superaré cuando menos me dé cuenta.
- Siento mucho habértelo dicho de esta forma, pero eres mi hermana y me preocupas demasiado.
-Lo sé, pero no necesito ir con un psicólogo, el trabajo me hará olvidar.
No digo más, necesita comer bien así que dejo que siga con su ensalada.
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