miércoles, 21 de agosto de 2013

In Joy N Sorrow.




CHAPTER V


Cuando aterriza el avión vuelvo a sentirme a salvo. Todos los pasajeros comienzan a levantarse y a agarrar sus cosas mientras que yo me ocupo de buscar en mi Ipod la canción indicada para esta ocasión, al comenzar "Suomi" de Alexander Ryback veo cómo la gente comienza a bajar y me limito a agarrar mi bolso y esperar a que dejen de amontonarse en el pasillo.

Busco con la mirada a alguna persona que tenga escrito mi nombre en un papel, hay varios. Llego a pensar que tendré que esperar un poco en el aeropuerto, jalo la enorme maleta morada, la paro a mi lado y busco mi celular para llamar a Rose.
  -Disculpe ¿Es usted Mady Millet?
Giro la mirada hacia esa persona, un poco preocupada de que haya sabido mi nombre.
  -Sí ¿Cómo supo?
  -En su maleta viene un papel con su nombre señorita.
  -Oh, cierto- digo apenada y veo que en su mano trae ese papel con mi nombre.
  -Venga conmigo.
 
En el automóvil negro vuelvo a ponerme los audífonos y reproduce  la misma canción mientras  veo el paisaje.
  -Señorita...- alcanzo a escuchar, me quito los audífonos y veo que me ve desde el espejo retrovisor.
  -Perdón, no escuchaba..
  -No se preocupe, si gusta puedo conectar su Ipod.
  -Sería genial- se lo doy y con una sola mano lo conecta y se reproduce la canción.
  -Oh, Alexander Ryback- dice sorprendido, en ese momento me doy cuenta de que mi chofer es un hombre alto, de ojos azules, cabello castaño, simplemente guapo de sonrisa perfecta- Suomi...
  -Sí..
  -Tiene mucha suerte de haber encontrado apartamento en ese lugar.
  -¿Por qué?
  -Munkkiniemi es  un distrito de moda, muy visitado.
Por un momento me doy cuenta de que jamás le pregunté la dirección a Rose.
  -Lo siento, yo no hice ninguna reservación ni nada, fue una amiga.
  -Pues su amiga hizo un buen trabajo.
  -Eso veo- sonrío y veo por el espejo retrovisor  que él también.
  -Tengo ordenes de llevarla primero al departamento para después acudir a rentar un automóvil- asiento- pero si necesita algo más, con gusto le daré mi tarjeta- la alza y me estiro para agarrarla- está en Suomi y en inglés.
  - Es lo que veo.
  -¿Le puedo hacer una pregunta?- lo pienso brevemente.
  -Adelante.
  -¿Viaje de negocios?
  -Eso quisiera- sonrío- vengo para poder escribir un libro.
  -Oh, escribe.
  -Así es, necesito un lugar que inspire, y recordé que desde adolescente había querido venir.
  -¿Adolescente? Entonces es admiradora de alguna banda de aquí  ¿no?
  -De muchas, sí.
  -Bueno señorita, hemos llegado.
Se estaciona frente a un edificio, se baja del automóvil y abre la puerta para que baje.
  -Gracias.
  -Le ayudaré con su equipaje.

Subo las escaleras mientras dejo que el chofer suba con el equipaje por elevador, al llegar al último piso lo veo esperando en la puerta.
  -Usted sabe mi nombre pero...
  -Me llamo Marko Mauri Okkonen, pero puede llamarme solamente Marko.
  -Mucho gusto- estrechamos las manos.
Abro la puerta y miro admirada, es un hermoso apartamento.
  -Señorita Mady, tenemos que ir por su auto.
  -Cierto- comienzo a caminar hacia la entrada anonadada.
 -Muy elegante ¿verdad?
  -Sí, algo..
  Al salir del edificio y ver a Marko caminando hacia el auto opto por querer hacer algo diferente a lo planeado.
  -Marko.
  -¿Si, señorita?
  -¿Te gustaría ir a tomar algo?
sonríe y se acomoda la gorra que representa a un chofer.
  -No creo que..
  -Me puedo sentar de copiloto, así ya no estarás trabajando.
vuelve a sonreír y señala su uniforme, que prácticamente es un traje y el distintivo es la gorra.
  -Vamos- me acerco a él e intento agarrar su saco pero me detengo y se da cuenta, siento que mis mejillas arden.
  -Acepto- dice al fin, abre la puerta para que me suba y lo hago por inercia de lo apenada que me encuentro.
Veo cómo rodea el auto hasta subirse a mi lado, antes de arrancar se quita el saco y la gorra, afloja un poco su corbata y desabotona el cuello de su camisa.
  -¿Adónde le gustaría ir señorita?
  -Sorprendeme Marko- los dos sonreímos.
Después de unos minutos en silencio decide hablar.
  -Lo bueno es que usted es mi único cliente por hoy. Su amiga me reservó todo el día.
Y capto de inmediato, tan bien me conoce Rose que sabía que terminaría invitándolo.
  - Tengo una duda ¿de casualidad le pidió una foto?
  -Pues- noto que está recordando- solamente el permiso de conducir.
  -Ya veo- nos volvemos a quedar en silencio.
Siento curiosidad, me volteo ligeramente sin que lo note y observo su perfil, de verdad que es muy guapo, y sin saco se nota más su musculatura.
  -Aquí es- reacciono y veo el restaurante- bar.
  -Perfecto.
Después de unas cuantas copas la confianza flota en el aire.
  -Un padre empresario y una madre artista, tiene el éxito en los genes.
  -¿Y tú? por favor hablemos como si fuéramos amigos de años.
  -Está bien...Mady- toma un poco de su copa- Mis padres son músicos.
  -Vaya... ¿y tú?
 -Soy chofer- al principio lo dice como si fuera lo mejor del mundo pero al terminar se le nota que no está satisfecho- Bueno, tiene seis meses que estoy aquí- nota que no entiendo- mis padres viven en Inglaterra y hace poco que me regresé.
  -¿Por qué?
  -Estudié para bailarín.
  -Oh...
  -Sé lo que todos piensan que solamente los homosexuales aman bailar. No soy Gay- aclara- estuve un tiempo en Broadway, pero a las pocas semanas de fama me fracturé el pie izquierdo en un accidente automovilístico, todos íbamos ebrios, hasta el conductor- deja de hablar para dar un buen trago, se chupa los labios y prosigue- mi carrera terminó ahí. Así que regresé donde mis padres y después de sentirme un mantenido decidí regresar a mi país.
 Bajo la mirada, siento coraje, siento furia por no encontrar las palabras adecuadas para animarlo.
  -Lo siento, no debí aburrirte con eso.
  -No- digo rápidamente- es sólo que de pronto me enojé con la bebida.
  -¿En serio?
  -De no existir, estarías bailando en este momento- noto que le brillan los ojos y se acerca.
  -La culpa fue mía, Mady. de nada ni nadie más.
  -Es que...
  -Me alegra que hayas dicho eso, la mayoría me culparía de inmediato, pero tú te enojaste con el creador del alcohol- nos reímos, no, son carcajadas que tardan en disiparse.
  -Bueno- comienza a decir después de calmarnos- tenemos que ir por tu auto.
  -No sé, tal vez pueda contratarte lo que dure mi estadía.
  -Me encantaría, pero ordenes son ordenes.
Escojo un Jetta 2009 color negro, Marko me da los papeles y nos quedamos parados entre los dos coches.
  -Bueno...
  - ¿Te gustaría..?
  -No- dice rápidamente- no debo señorita Millet.
  -Sólo una copa más- sonrío y sin esperar respuesta me subo a mi auto y por el espejo retrovisor observo. Siento muchos nervios, no sé qué estoy haciendo.
Por un instante creo que se quedará ahí parado hasta que me vaya, pero veo que se dirige al auto, y al estar dentro enciende las intermitentes y sé que ha aceptado, así que arranca y se pone frente a mi para que lo siga. De repente capto - No sé ni siquiera el camino de regreso, y aún así estuve a punto de irme sola .. ¿Él me habría dejado? -  Dejo de hablar sola al ver que se estaciona, me estaciono  a un lado y espero a que decida salir del auto, Hago lo mismo  caminando hasta donde él se detuvo.
  -Por un momento pensé que en serio te irías sola. Pero me preocupé.

Siento sus labios saboreando los míos, sus manos agarrando mi cabeza para atraerme más hacia él, por un momento me concentro para percibir algún desagrado, el mínimo, pero por suerte no siento ninguno <<Puede y lo haya superado>> pienso con la esperanza de que sea verdad.
  -Me gustaste desde que vi tu playera de Batman- sonreímos sin separar nuestros labios.
Siento cómo sus manos descienden lentamente hacia mis caderas, intento acomodarme para lo que viene pero cuando toca mis muslos me pongo tensa, un miedo irreconocible se apodera de mí.
  -¿Estás bien? - me mira fijamente.
  -Lo siento, pero necesito que te vayas.

***

Mi celular suena justo al mismo tiempo en el que entro al elevador.
  -Diga..
  - No pude, Rose, no pude.
  -¿Mady?
  - ¿¡Por qué!?- no podía entenderle, estaba llorando de una forma que jamás le había escuchado.
  -Cálmate por favor.
   - ¡Tuve que correrlo!
  -¿ A quién?
  -Rose...jamás podré superarlo.

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